En un impactante incidente que conmocionó a Brooklyn el 13 de marzo de 2025, la agresión no provocada de un policía racista contra Lorna Tyson, la madre de la leyenda del boxeo Mike Tyson, desató indignación y una represalia inolvidable. Lo que comenzó como un día normal se convirtió en una confrontación dramática cuando Tyson intervino para ejercer la misma brutalidad que lo convirtió en el campeón mundial indiscutible de los pesos pesados.
El enfrentamiento tuvo lugar frente a una pequeña tienda de comestibles en el antiguo barrio de Tyson. Lorna, ahora de 78 años, estaba recogiendo lo esencial cuando el agente Daniel Hargrove, un hombre de 35 años con un historial documentado de quejas, se le acercó. Los testigos afirman que Hargrove le lanzó insultos racistas y le exigió que “siguiera adelante” a pesar de sus tranquilas protestas. Cuando Lorna se mantuvo firme, el agente intensificó la situación, le dio un puñetazo en la cara y la tiró al pavimento. Los espectadores se quedaron boquiabiertos al ver cómo la sangre le goteaba del labio, pero lo que sucedió a continuación los haría vitorear.
Mike Tyson, que estaba cerca visitando a su familia, llegó justo cuando ocurrió el asalto. El excampeón de 58 años, aún imponente con su figura escultural, no dudó. “¡Esa es mi madre, tío!”, rugió, arremetiendo contra Hargrove. En un instante que recordaba su mejor momento, Tyson conectó un potente gancho de derecha. El puñetazo envió a Hargrove inconsciente al pavimento, con su placa resonando a su lado. “¡No la toques!”, gruñó Tyson, de pie junto al policía caído, mientras los espectadores atónitos estallaban en aplausos.
Los refuerzos policiales llegaron rápidamente, pero la escena ya estaba bajo control. Testigos, muchos con grabaciones de sus teléfonos, respaldaron el relato de Tyson, describiendo las acciones de Hargrove como “brutales e innecesarias”. Lorna, conmocionada pero desafiante, se negó a dejar que el incidente la definiera. “Levanté a un boxeador”, dijo, agarrando el brazo de su hijo mientras los paramédicos la atendían. “No iba a dejarlo pasar”.
Hargrove fue arrestado por agresión y abuso de poder, y Asuntos Internos inició una investigación sobre su patrón de conducta racial inapropiada. El departamento emitió un comunicado condenando sus acciones, pero para muchos en la comunidad, fue demasiado poco y demasiado tarde. “No se trata solo de un policía malo”, dijo la residente local Tanya Brooks. “Se trata de un sistema que permite que esto suceda”.
Tyson, mientras tanto, no enfrentó cargos; las autoridades dictaminaron que su respuesta fue en defensa propia de un familiar. En declaraciones posteriores a la prensa, no se disculpó. “Lo volvería a hacer”, dijo con voz firme. “Nadie se mete con mi madre y sale airoso”.
El incidente se ha vuelto viral, y la etiqueta #TySonJustice es tendencia mundial. Los aficionados elogiaron al campeón por plantar cara a la injusticia, mientras que otros debatieron las implicaciones más amplias de la responsabilidad policial. Para Lorna, fue más sencillo: «Mike siempre ha sido mi protector». Mientras se recupera, la imagen del puño de Tyson chocando con la mandíbula de Hargrove permanece grabada en la memoria pública: un crudo y visceral recordatorio de que algunas peleas se extienden mucho más allá del ring.