Un fanático llamado Teddy Owens pasó 20 años persiguiendo su sueño de conocer a Michael Jordan después de que, a los 12 años, creyera que el legendario jugador de baloncesto le hacía una promesa cuando señaló la cámara tras ganar su primer campeonato. A partir de ese momento, Teddy comenzó a escribir cartas, viajar y ahorrar dinero para cumplir su objetivo. Aunque su obsesión con Jordan lo llevó a enfrentar muchas dificultades, como el rechazo en sus cartas y pérdidas de dinero, nunca abandonó.

A lo largo de los años, Teddy trabajó en una tienda de deportes, vendiendo tarjetas y recuerdos de baloncesto, y creando una colección impresionante dedicada a Jordan. La vida le presentó obstáculos como la pérdida del empleo de su padre y la crisis económica en su familia, pero siempre encontró formas de seguir adelante con su sueño.
Eventualmente, después de años de cartas, llegó a un torneo benéfico en las Bahamas, donde, por fin, tuvo la oportunidad de acercarse a Michael Jordan, aunque un imprevisto lo impidió. Sin embargo, Teddy no se rindió, y a los 25 años, tras más de una década de búsqueda, fue invitado por la Fundación Michael Jordan a presentar su programa “Be Like Mike”, una iniciativa para enseñar a niños de su comunidad los valores del baloncesto y la vida. Durante una reunión con Jordan, Teddy descubrió que la promesa que había creído recibir de él no era lo que pensaba: Jordan había estado señalando a Magic Johnson.
Aunque el sueño de un encuentro personal con Jordan no se cumplió de la forma que él esperaba, Teddy encontró algo mucho más valioso: el impacto positivo que había tenido su búsqueda en la comunidad. A través de su programa, Teddy había ayudado a muchos niños, y con el respaldo de la Fundación, su misión seguía creciendo.
El viaje de Teddy demostró que, a veces, los sueños no se cumplen como los imaginamos, pero los esfuerzos y las lecciones aprendidas en el camino son lo que realmente importan.