En un momento que ya está siendo calificado como uno de los más impactantes del año en el panorama mediático estadounidense, Whoopi Goldberg, actriz ganadora del Oscar y una de las voces más influyentes en el mundo del entretenimiento, sorprendió a su audiencia y a todo el país con una dura declaración: “Me voy de América con Brittney Griner. Ya no hay respeto por el talento negro en este país”.

La declaración fue hecha durante una transmisión en vivo del programa The View, donde Goldberg es panelista habitual. Su rostro, visiblemente molesto, reflejaba no solo indignación sino también agotamiento. “Nos han aplaudido cuando ganamos premios, cuando llenamos estadios, cuando hacemos que el mundo gire con nuestra creatividad. Pero en el fondo, nos siguen tratando como ciudadanos de segunda categoría”, afirmó entre aplausos y silencios incómodos del público.
Las redes sociales explotaron de inmediato. Mientras algunos calificaron la declaración como “valiente” y “necesaria”, otros la tacharon de “antipatriótica” y “divisiva”. En Twitter, hashtags como #WhoopiTieneRazón y #AdiósWhoopi comenzaron a circular, reflejando el nivel de polarización que sus palabras han generado.
El nombre de Brittney Griner no fue una coincidencia. La jugadora de baloncesto, detenida en Rusia en 2022 y luego liberada tras un complejo intercambio diplomático, se ha convertido en un símbolo de cómo el sistema trata a las figuras negras, especialmente cuando salen de la narrativa aceptada. Desde su regreso a Estados Unidos, Griner ha sido tanto aclamada como criticada, especialmente por sus opiniones abiertas sobre la justicia social, los derechos LGBTQ+ y su visión sobre el patriotismo.
Goldberg mencionó que se ha sentido cada vez más “extraña en su propia casa”. “No estoy diciendo que odie este país. Estoy diciendo que este país parece haber olvidado lo que vale el alma de sus artistas, de su gente negra, de los que construyeron esta nación con las manos y la voz”, dijo la actriz, quien también insinuó que podría mudarse “de manera indefinida” a un país donde se sienta “reconocida y libre”.
Varios colegas de la industria se pronunciaron poco después. La actriz Viola Davis escribió en Instagram: “Whoopi dijo lo que muchos sentimos pero no nos atrevemos a decir”. En contraste, el comentarista político conservador Ben Shapiro calificó la declaración de “una traición emocional al país que la hizo millonaria”.
Más allá del escándalo, el trasfondo de las palabras de Goldberg toca fibras profundas en la sociedad estadounidense: la percepción de que, pese a los avances, el racismo estructural y la subvaloración del talento negro siguen vivos en múltiples formas. Desde la representación en Hollywood hasta la criminalización desproporcionada en el sistema judicial, las estadísticas apoyan parte del malestar que Goldberg expresó.
Analistas sociales afirman que este tipo de declaraciones no son solo “momentos virales”, sino síntomas de una incomodidad que se ha ido acumulando durante décadas. “Lo que dice Whoopi resuena porque no es sólo ella. Es el eco de una comunidad que ha aprendido a sonreír mientras sangra”, escribió el periodista Ta-Nehisi Coates en una columna reciente.
Mientras el país sigue debatiendo si Goldberg fue demasiado lejos o simplemente honesta, lo cierto es que su frase ya ha pasado a formar parte del imaginario colectivo del 2025. “Me voy de América con Griner” no es solo una declaración, sino una advertencia: cuando las voces más icónicas se sienten fuera de lugar, tal vez es hora de escuchar, no de juzgar.