El mundo del tenis está en shock después de que Novak Djokovic demostrara una vez más en el Abierto de Miami 2025 por qué es considerado uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. En semifinales, derrotó al italiano Lorenzo Musetti por 6-4 y 6-3 en un emocionante partido, acercándose peligrosamente a su título número 100 de su carrera, una marca que se consideraba casi inalcanzable incluso en la era de Rafael Nadal y Roger Federer. Pero no fue sólo su victoria lo que dominó los titulares, sino una breve pero explosiva declaración que hizo después del partido. Con sólo seis palabras –“Soy el mejor de todos los tiempos”– Djokovic silenció a toda la comunidad del tenis y desató una ola de asombro, admiración y controversia.
El partido contra Musetti fue una prueba del continuo dominio de Djokovic. A sus 37 años, el serbio no da señales de bajar el ritmo, pese a enfrentarse a una nueva generación de jugadores decididos a destronar a los viejos maestros. Musetti, considerado la esperanza de Italia por su elegante estilo de juego y su juventud, aguantó mucho tiempo en el primer set, pero Djokovic dio vuelta el partido con su precisión desenfrenada y su fortaleza mental. Después de la victoria, apretó el puño, miró a la multitud y luego soltó la bomba. “Soy el mejor de todos los tiempos”, dijo con calma, pero con una determinación que resonó en todo el estadio. Los espectadores en Miami se quedaron sin palabras, los comentaristas tartamudearon y las redes sociales explotaron en cuestión de minutos.
Esta audaz declaración no fue sólo una autoevaluación, sino una provocación. Djokovic ha tenido que luchar repetidamente con críticos y escépticos a lo largo de su carrera, a pesar de sus récords: 24 títulos de Grand Slam, la mayor cantidad de semanas como número uno del mundo y ahora la perspectiva de su título número 100. Pero el debate sobre el “GOAT” (el más grande de todos los tiempos) siempre fue un área muy disputada entre él, Nadal y Federer. Mientras que Federer fue celebrado por su elegancia y Nadal por su espíritu de lucha, Djokovic a menudo tiene la reputación de ser el “chico malo”, un jugador cuyos éxitos no siempre recibieron el mismo afecto. Con estas seis palabras, se opuso abiertamente a estas narraciones y desafió al mundo a reconocerlo.
Las reacciones no se hicieron esperar. Boris Becker, ex entrenador de Djokovic, elogió la declaración como “honesta y merecida”. “Novak lo ha ganado todo. Si lo dice, tiene los números para demostrarlo”, declaró Becker a Eurosport. Pero no todos estaban entusiasmados. Algunos fanáticos de Nadal y Federer encontraron la declaración arrogante. “Puede que tenga los títulos, pero la grandeza no se mide solo en números”, escribió un usuario en X. Otros señalaron que, con tales declaraciones, Djokovic corre el riesgo de perder la simpatía de los aficionados neutrales, que de todos modos suelen considerarlo polarizante.
En tenis, el debate sobre el mejor jugador de todos los tiempos es más que una simple estadística. Abarca estilo, influencia y legado. Federer inició una era de belleza; Nadal, una de fuerza de voluntad indomable. Djokovic, por otro lado, se ha consolidado como el superviviente definitivo: un jugador que ha superado lesiones, escándalos e incluso la desaprobación del público para llegar a la cima. Su camino hacia su título número 100, que le espera en la final del Miami Open contra el ganador del duelo entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner, podría ser la prueba final que necesita. Pero sus palabras en Miami demuestran que ya no espera que otros le den ese reconocimiento: él lo está recibiendo.
Los expertos están divididos. Mats Wilander dijo: «Djokovic tiene razón si solo contamos los éxitos. Pero el tenis también es emoción, y Nadal y Federer ocupan un lugar diferente en el corazón de los aficionados». Toni Nadal, tío y exentrenador de Rafa, reaccionó con cautela: «Novak es increíble, pero ¿el más grande? Eso lo decide la historia y la gente, no el propio jugador». Estos comentarios reflejan el conflicto que ha provocado la declaración de Djokovic: un conflicto entre el rendimiento objetivo y la percepción subjetiva.
Para el propio Djokovic, la polémica parece irrelevante. Tras el partido, sonrió distendidamente a las cámaras y dijo: “Juego para ganar, no para complacer. Los títulos hablan por sí solos”. Esta calma es típica de un hombre que ha aprendido a vivir con la resistencia. Independientemente de que triunfe o no en la final, sus palabras ya han desatado un debate que mantendrá ocupado al mundo del tenis durante mucho tiempo. ¿Es realmente el más grande de todos los tiempos? Los números dicen que sí, pero el corazón de la afición es más difícil de ganar.
Con la final del Miami Open a la vuelta de la esquina, todas las miradas están puestas en Djokovic. Una victoria no sólo significaría el título número 100, sino que también subrayaría su reivindicación. Pero incluso si pierde, habrá dejado una impresión duradera con estas seis palabras. La historia del tenis lo juzgará, pero una cosa es segura: Djokovic no tiene miedo de reclamar su lugar en la cima, y eso lo hace tan temible como fascinante. El mundo espera ansiosamente el próximo capítulo de esta increíble saga.