El mundo de la Fórmula 1 no deja de sorprender, y esta vez el foco está puesto en Franco Colapinto, el joven piloto argentino que ha irrumpido en la escena con una fuerza imparable. En un giro inesperado de los acontecimientos, Colapinto reemplazó a Jack Doohan como piloto titular en Alpine tras las primeras cinco carreras de la temporada 2025, y sus palabras tras asumir el volante no solo resonaron en el paddock, sino que provocaron un cambio radical en la postura de todo el equipo francés. Lo que parecía ser una apuesta arriesgada de Flavio Briatore, asesor ejecutivo de Alpine, se convirtió en un movimiento maestro que ha puesto a la escudería en el centro de todas las miradas y ha redefinido las expectativas para el resto del campeonato.
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La temporada 2025 comenzó con incertidumbre en Alpine. Jack Doohan, el novato australiano respaldado por una sólida trayectoria en categorías inferiores, había sido confirmado como compañero de Pierre Gasly para las primeras carreras, mientras Colapinto aguardaba como piloto de reserva. Sin embargo, las expectativas puestas en Doohan se desvanecieron rápidamente. En Australia, Bahréin, Arabia Saudita, Japón y China, sus resultados fueron mediocres: un 14º puesto como mejor clasificación y ningún punto sumado para el equipo. La presión crecía, y los rumores sobre un posible cambio se intensificaron. Las pruebas de pretemporada ya habían mostrado que Colapinto superaba consistentlyemente a Doohan por márgenes de hasta tres décimas por vuelta, pero fue su paciencia y preparación lo que finalmente lo catapultó al asiento titular.
El momento decisivo llegó tras el Gran Premio de China. Briatore, conocido por su pragmatismo implacable, no dudó en tomar la decisión que muchos anticipaban pero pocos creían que ocurriría tan pronto. “Si un piloto no me da resultados, lo cambio. En la F1 no hay lugar para emociones,” había dicho el italiano meses atrás, y esas palabras cobraron vida cuando Alpine anunció que Colapinto reemplazaría a Doohan a partir del Gran Premio de Miami. La transición fue inmediata: el argentino, de 21 años, se subió al A525 en las prácticas libres y dejó claro que no estaba allí solo para participar. Pero lo que realmente marcó un antes y un después fueron sus declaraciones tras su primera sesión al mando.
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“Estoy aquí para ganar, no para llenar un espacio,” afirmó Colapinto con una mezcla de confianza y humildad que sorprendió a todos. “Alpine me dio esta oportunidad porque creen en mí, y yo creo en ellos. Vamos a construir algo grande juntos, no solo para este año, sino para el futuro.” Estas palabras, pronunciadas con la seguridad de quien sabe que ha esperado su momento, tuvieron un efecto inmediato en el equipo. Pierre Gasly, el veterano francés que había mantenido un perfil discreto ante la lucha interna, salió a respaldarlo públicamente: “Franco tiene hambre, y eso nos motiva a todos a dar más.” Incluso Oliver Oakes, el jefe del equipo que inicialmente había defendido a Doohan, cambió su discurso: “Subestimamos lo que Franco podía aportar. Es un talento generacional.”
El impacto de Colapinto no se limitó a palabras. En su debut como titular en Miami, terminó en octavo lugar, sumando los primeros puntos de Alpine en la temporada y superando a Gasly por más de diez segundos. Su estilo agresivo pero calculado en la pista, combinado con su capacidad para ofrecer feedback técnico detallado, transformó la dinámica interna del equipo. Los ingenieros, que habían trabajado bajo presión para compensar las carencias de Doohan, encontraron en el argentino un aliado que aceleró el desarrollo del monoplaza. “Es como si hubiéramos estado dormidos y alguien nos despertó,” confesó un miembro del equipo en anonimato. “Franco no solo conduce; nos empuja a ser mejores.”
La llegada de Colapinto también trajo consigo una oleada de apoyo externo. Los patrocinadores latinoamericanos, liderados por Telmex, aumentaron su inversión en Alpine, viendo en el argentino una oportunidad para expandir su marca en un mercado apasionado por el automovilismo. Los tifosi argentinos, ausentes de la F1 desde los días de Carlos Reutemann, llenaron las gradas de Miami con banderas celestes y blancas, convirtiendo cada carrera en una fiesta. Esta energía contagiosa cambió la percepción del equipo, que pasó de ser visto como un contendiente de media tabla a una escudería con ambiciones reales de pelear por el top cinco en el campeonato de constructores.
Sin embargo, el ascenso de Colapinto no estuvo exento de controversia. Algunos críticos acusaron a Briatore de haber usado a Doohan como un “sacrificio táctico,” dándole un coche poco competitivo para justificar su reemplazo. El australiano, por su parte, se despidió con un mensaje en redes sociales que dejaba entrever su frustración: “Di todo lo que tenía, pero a veces no es suficiente.” Sus palabras generaron simpatía entre algunos fans, pero no opacaron el brillo del nuevo protagonista de Alpine.
A medida que la temporada avanza, el efecto Colapinto sigue creciendo. Su segunda carrera en Imola lo vio subir al podio con un tercer puesto inesperado, aprovechando un abandono de Max Verstappen y una estrategia impecable del equipo. “Esto es solo el comienzo,” declaró tras bajar del coche, con el trofeo en mano y una sonrisa que reflejaba tanto alivio como ambición. Para Alpine, esas palabras fueron un punto de inflexión. El equipo, que había comenzado el año con dudas y una alineación incierta, ahora mira hacia adelante con un objetivo claro: consolidar a Colapinto como su líder y construir un futuro competitivo alrededor de él.
El paddock, siempre hambriento de historias, no puede apartar la vista de este joven que, con una sola frase, cambió la mentalidad de un equipo entero. Mientras Red Bull y McLaren dominan la cima, Alpine se reinventa en el centro del pelotón, y todo gracias a un argentino que se negó a ser solo un suplente. La temporada 2025 aún tiene mucho por delante, pero una cosa es segura: Franco Colapinto ha llegado para quedarse, y su impacto ya es imborrable.