Lia Thomas, la nadadora transgénero estadounidense pionero, ha sido prohibida oficialmente de competir en la categoría de mujeres en los Juegos Olímpicos de 2025. La decisión, transmitida por las autoridades deportivas internacionales, se produce después de años de acalorado debate sobre la participación de atletas transgénero en deportes profesionales.

Según los expertos, los funcionarios le han dicho a Thomas que si desea seguir competiendo, necesitará competir en la división masculina. El fallo depende del argumento de que Thomas, que nadó para el equipo masculino de la Universidad de Pensilvania antes de la transición, obtiene ventajas físicas, como la fuerza y resistencia muscular superior, sobre sus contrapartes femeninas. Estas nuevas regulaciones tienen como objetivo salvaguardar la equidad en el deporte femenino, un tema que ha provocado feroces discusiones en los últimos años.
El veredicto ha encendido una tormenta de reacciones. Los partidarios lo consideran un paso vital para preservar la integridad competitiva, mientras que los críticos lo golpean como discriminatorios, acusando a las autoridades de marcar a los atletas transgénero y frenar su acceso a eventos de marquesina como los Juegos Olímpicos.
Esta no es la primera vez que Lia Thomas se encuentra en el centro de atención. En 2022, hizo historia como la primera atleta transgénero en ganar un título de natación femenina de la NCAA, un triunfo que la empujó al centro de un debate polarizador. Su éxito planteó preguntas difíciles: ¿son las reglas actuales lo suficientemente robustas como para nivelar el campo de juego?
Thomas aún no ha comentado públicamente sobre la prohibición, pero a medida que los Juegos Olímpicos de 2025 se acercan, su caso promete mantener a la comunidad deportiva global zumbando. ¿Qué significa esto para el futuro de los atletas transgénero? El mundo está mirando.