Elon Musk y Mark Zuckerberg son nombres que resuenan en todo el mundo como sinónimos de innovación tecnológica y éxito empresarial. El primero, un visionario que ha revolucionado la industria automotriz con Tesla y el espacio con SpaceX; el segundo, el cerebro detrás de Facebook, una plataforma que cambió para siempre la forma en que nos conectamos. Sin embargo, más allá de sus imperios tecnológicos, ambos comparten otra faceta igualmente desafiante: ser padres de familia. Criar hijos mientras se manejan empresas multimillonarias no es tarea fácil, pero estos dos magnates han encontrado maneras de equilibrar estas responsabilidades, ofreciendo un vistazo a cómo la ambición y la paternidad pueden coexistir en vidas tan extraordinarias.

Elon Musk, padre de once hijos con tres mujeres diferentes, ha adoptado un enfoque único hacia la paternidad. Su vida personal ha sido objeto de titulares, desde sus relaciones con la cantante Grimes hasta los nombres poco convencionales que ha elegido para algunos de sus hijos, como X Æ A-Xii o Exa Dark Sideræl. A pesar de su agenda repleta —dirigiendo Tesla, SpaceX, Neuralink y The Boring Company—, Musk ha hablado públicamente sobre su deseo de estar presente para sus hijos. En entrevistas, ha mencionado que intenta pasar tiempo con ellos siempre que puede, llevándolos a las fábricas de Tesla o incluso a las instalaciones de lanzamiento de SpaceX. Para Musk, integrar a sus hijos en su mundo laboral no es solo una necesidad logística, sino también una forma de transmitirles su pasión por la innovación y el descubrimiento.

Sin embargo, el enfoque de Musk no está exento de críticas. Algunos señalan que su estilo de vida nómada, viajando entre proyectos en distintos continentes, podría limitar el tiempo real que pasa con cada uno de sus hijos. Aun así, él sostiene que la calidad del tiempo importa más que la cantidad. Por ejemplo, ha compartido anécdotas sobre cómo explica conceptos científicos complejos a sus pequeños, convirtiendo momentos cotidianos en oportunidades de aprendizaje. Además, Musk ha confiado en un equipo de apoyo, incluyendo niñeras y familiares, para garantizar que sus hijos estén bien atendidos mientras él persigue metas que, según dice, beneficiarán a la humanidad entera, como colonizar Marte.

Por otro lado, Mark Zuckerberg presenta un contraste interesante. Casado con Priscilla Chan desde 2012, es padre de tres hijas: Maxima, August y Aurelia. A diferencia de Musk, Zuckerberg ha cultivado una imagen más hogareña y estable. Ha sido abierto sobre cómo la paternidad ha transformado su perspectiva, tanto personal como profesionalmente. En 2015, tras el nacimiento de su primera hija, anunció que tomaría dos meses de licencia por paternidad, una decisión poco común entre los CEOs de su nivel. Este gesto no solo marcó un precedente en Silicon Valley, sino que también reflejó su compromiso de estar presente en los primeros años de vida de sus hijas.

Zuckerberg y Chan han creado una rutina que equilibra el trabajo con la familia. Viven en una residencia en Palo Alto, cerca de las oficinas de Meta, lo que le permite a Mark estar en casa con frecuencia. En publicaciones de redes sociales, ha compartido momentos íntimos, como leer cuentos a sus hijas o celebrar tradiciones familiares. Además, la pareja fundó la Iniciativa Chan Zuckerberg, una organización filantrópica que refleja sus valores como padres, enfocándose en educación y salud infantil. Zuckerberg ha dicho que ser padre lo inspira a construir un mundo mejor para la próxima generación, un objetivo que conecta directamente con su liderazgo en Meta, donde trabaja en proyectos como el metaverso.

A pesar de sus diferencias, Musk y Zuckerberg comparten ciertos rasgos que les permiten manejar estas vidas duales. Ambos son maestros en la gestión del tiempo, una habilidad esencial cuando se dirigen empresas globales y se crían familias. Musk, conocido por trabajar hasta 120 horas a la semana, segmenta su día en bloques de cinco minutos para maximizar la eficiencia, dejando espacios para interactuar con sus hijos. Zuckerberg, por su parte, es más metódico, estableciendo límites entre el trabajo y el hogar, aunque no duda en integrar tecnología en la crianza, como usar aplicaciones para monitorear las rutinas de sus hijas.

Otro factor clave es el apoyo externo. Musk depende de un séquito de asistentes y cuidadores, mientras que Zuckerberg cuenta con la colaboración de Chan, una pediatra que aporta su propia perspectiva a la crianza. Ambos también tienen recursos financieros prácticamente ilimitados, lo que les permite delegar tareas y enfocarse en lo que consideran esencial, ya sea cerrar un trato multimillonario o asistir a un recital escolar.

Sin embargo, no todo es perfecto. La presión de ser figuras públicas significa que sus decisiones como padres son constantemente escrutadas. Musk ha enfrentado críticas por parecer distante emocionalmente, mientras que Zuckerberg ha sido cuestionado por exponer a sus hijas en redes sociales, aunque sea con moderación. A pesar de esto, ambos parecen determinados a no dejar que la fama o la fortuna definan su relación con sus hijos.

En última instancia, Elon Musk y Mark Zuckerberg demuestran que no hay una fórmula única para ser un padre multimillonario y un líder tecnológico al mismo tiempo. Musk opta por una integración caótica pero apasionada de sus mundos, mientras que Zuckerberg prefiere una estructura más tradicional y equilibrada. Lo que los une es su capacidad de adaptación y su convicción de que la paternidad, lejos de ser un obstáculo, puede enriquecer sus ambiciones. Mientras siguen empujando los límites de la tecnología, también están moldeando el futuro a través de sus hijos, un legado que podría ser tan duradero como sus imperios digitales.