El segundo día de pruebas de pretemporada de la Fórmula 1 en el Circuito Internacional de Baréin, el 27 de febrero de 2025, se convirtió en un auténtico campo de batalla para Red Bull, con Liam Lawson y Max Verstappen enfrentándose a una serie de problemas que han puesto en jaque las expectativas del equipo antes del inicio del campeonato en Australia. Lo que debería haber sido una oportunidad para consolidar el rendimiento del nuevo RB21 y dar a Lawson, el joven neozelandés de 23 años que reemplazó a Sergio Pérez, experiencia vital en pista, se transformó en una pesadilla marcada por condiciones climáticas adversas y fallos mecánicos que dejaron al equipo con más dudas que certezas. Este caos en Sakhir ha encendido las alarmas entre los aficionados y analistas, mientras el reloj sigue corriendo hacia la primera carrera del año.

La jornada comenzó con un obstáculo inesperado: la lluvia llegó al desierto de Baréin, un fenómeno raro que sorprendió a todos en el paddock. Las condiciones húmedas golpearon la sesión matutina, y Red Bull, junto con otros siete equipos, se encontró en una posición comprometida al no haber traído neumáticos para lluvia al circuito. Esto obligó a Lawson, el único piloto programado para rodar con el RB21 ese día, a permanecer en el garaje durante gran parte de la mañana, esperando a que la pista se secara. Mientras equipos como Williams y Ferrari adaptaron sus programas y lograron sacar provecho del tiempo disponible, Red Bull perdió valiosas horas que eran cruciales para el desarrollo del coche y para la adaptación de Lawson a su nuevo rol como compañero de Verstappen.

Pero el clima no fue el único enemigo de Red Bull en esta jornada fatídica. Cuando finalmente Lawson pudo salir a pista, tras un retraso que limitó su rodaje inicial, el equipo detectó un problema técnico grave en el monoplaza: una pérdida de presión de agua en el motor. Este fallo forzó al neozelandés a regresar al garaje después de completar apenas 28 vueltas, un número decepcionante para un día que estaba destinado a incluir una simulación completa de carrera. Alex Brundle, comentarista de Sky Sports F1, confirmó en directo que Red Bull había terminado su sesión matutina antes de lo previsto, señalando que las barreras estaban levantadas y el suelo del coche desmontado, lo que indicaba un cambio significativo en el RB21. “No está claro exactamente qué están haciendo, pero mi entendimiento es que han terminado por la mañana y llevan así los últimos 30 o 45 minutos”, afirmó Brundle, subrayando la magnitud del contratiempo.

Para Lawson, este día representaba una oportunidad única de demostrar su valía tras asumir el asiento de Pérez al final de la temporada 2024. Con Verstappen programado para dominar el tercer y último día de pruebas, el jueves era el momento de Lawson para acumular kilómetros y datos esenciales. Sin embargo, el clima y el fallo del motor conspiraron para limitar su tiempo en pista, dejando al equipo sin la información necesaria sobre el rendimiento del RB21 en condiciones de carrera. Esta apuesta de Red Bull por darle a Lawson un día completo podría volverse en su contra, ya que el neozelandés no logró completar el programa previsto, y ahora el equipo depende exclusivamente de Verstappen para rescatar algo positivo de las pruebas el viernes.

Mientras tanto, Verstappen, el tetracampeón mundial, observaba desde el sidelines, consciente de que el rendimiento del coche sigue siendo una incógnita tras un 2024 en el que Red Bull perdió el dominio absoluto que había disfrutado en años anteriores. Aunque no estuvo en pista el jueves, su presencia en el garaje y su historial de exigencia con el equipo sugieren que estará bajo presión para extraer el máximo del RB21 en el día final. Los problemas de estabilidad que plagaron al RB20 el año pasado parecen persistir, y el incidente de Lawson plantea dudas sobre si los ingenieros han encontrado las soluciones que Verstappen espera. “Entendemos de dónde vienen esos problemas, pero se trata de encontrar un mejor equilibrio”, había dicho Verstappen antes de las pruebas, mostrando optimismo cauteloso. Ahora, ese optimismo está siendo puesto a prueba.

El contraste con otros equipos fue evidente. Carlos Sainz, en su segundo día con Williams, marcó el mejor tiempo de la jornada con un impresionante 1:29.348, demostrando el salto cualitativo del equipo británico y su propia adaptación al FW47. Ferrari también brilló, con Charles Leclerc escalando posiciones, mientras McLaren y Mercedes completaron programas sólidos a pesar de los retos del día. Red Bull, sin embargo, quedó rezagado, atrapado en una combinación de mala suerte y problemas técnicos que expusieron vulnerabilidades inesperadas.

Las redes sociales se llenaron de reacciones, desde la frustración de los fans de Red Bull hasta los memes sobre la “maldición de Baréin”. “Lawson apenas rueda y el coche se rompe. ¿Qué está pasando con Red Bull?”, escribió un usuario en X, mientras otro bromeaba: “Max va a tener que hacer milagros mañana para salvar esto”. La incertidumbre sobre el estado del RB21 ahora domina las conversaciones, con analistas cuestionando si el equipo podrá recuperar el terreno perdido antes del Gran Premio de Australia.

A medida que el sol se ponía sobre Sakhir, Red Bull enfrentaba una realidad incómoda: su preparación para 2025 está en peligro. Con Lawson limitado por el clima y el motor, y Verstappen cargando con la responsabilidad de enderezar el rumbo, el equipo austriaco está en una carrera contra el tiempo. Este caos en Baréin no solo ha frustrado los planes de pretemporada, sino que ha abierto la puerta a especulaciones sobre si Red Bull puede mantener su estatus de contendiente en un año que promete ser más competitivo que nunca. El viernes será decisivo, pero por ahora, la pesadilla de las pruebas ha dejado a Lawson y Verstappen en un terreno incierto, y a Red Bull buscando respuestas urgentes.