Carlos Alcaraz, el joven tenista español y actual número tres del mundo, se quedó atónito al margen del Miami Open al conocer la demanda interpuesta por la PTPA (Asociación de Tenistas Profesionales), cofundada por Novak Djokovic, contra las principales organizaciones del tenis. La noticia cayó como una bomba: la PTPA, que ha estado luchando por más derechos e influencia para los jugadores desde su fundación en 2020, presentó una demanda el martes contra la ATP, la WTA, la Federación Internacional de Tenis (ITF) y la Agencia de Integridad del Tenis (ITIA). El objetivo es romper el control que tienen estas organizaciones sobre el tenis profesional, que califican de “monopólico”, y al mismo tiempo exigir compensaciones económicas para los jugadores.
Alcaraz, que tiene tan solo 21 años y ya cuenta con cuatro títulos de Grand Slam, habló abiertamente con la prensa en Miami: “Me quedé totalmente sorprendido. Nadie me había dicho nada con antelación”. Su confusión aumentó aún más cuando descubrió que la PTPA había incorporado en la denuncia sus propias palabras de una conferencia de prensa celebrada en septiembre del año pasado. En aquel momento, se quejó del sobrecargado calendario de torneos y dijo que los jugadores estaban sufriendo por el apretado calendario. Ayer vi en redes sociales que usaron mi declaración sin mi conocimiento. Francamente, no respaldo esta carta, aclaró.
La demanda, presentada por la PTPA junto con doce jugadores, entre ellos el compañero de equipo de Djokovic, Vasek Pospisil, y el australiano Nick Kyrgios, pretende, según los iniciadores, hablar “en nombre de toda la comunidad de jugadores”. Acusan a las asociaciones de tenis de ignorar los intereses de los atletas y, en cambio, mantener un sistema que explota a los jugadores financiera y físicamente. Se presta especial atención al denso calendario, a la opacidad en la concesión de premios y a las estrictas normas de control de los derechos de imagen, que dejan a los jugadores poco margen para comercializar su propia marca.
La ATP, que organiza el circuito de tenis masculino, reaccionó duramente a la demanda y acusó a la PTPA de traer “división y distracción” al deporte. La WTA, responsable del tenis femenino, calificó la acción legal de “lamentable y equivocada”. Ambas organizaciones ahora enfrentan una demanda que no sólo cuestiona su autoridad sino que también podría resultar en millones en compensaciones. La PTPA sostiene que las asociaciones de tenis actúan como un cártel, llegando a acuerdos con los organizadores de torneos que mantienen los premios en dinero artificialmente bajos y privan a los jugadores de su parte justa.
Para Alcaraz, considerado uno de los grandes talentos de su generación, la situación es especialmente delicada. Por un lado, comparte algunas de las críticas de la PTPA, como la sobrecarga que supone el calendario de torneos. “Hay cosas con las que estoy de acuerdo y cosas con las que no”, dijo crípticamente. Pero se desmarcó claramente de la demanda: “Lo más importante es que no apoyo lo que hicieron”. Su reticencia también podría deberse al hecho de que, como estrella en ascenso, no quiere verse arrastrado a un conflicto entre las asociaciones establecidas y la rebelde PTPA.
La PTPA se considera pionera de una nueva era en el tenis. Desde su fundación hace cinco años, ha pedido enérgicamente una mayor participación de los jugadores y ha criticado a la élite del tenis (formada por oficiales y directores de torneos) por tener demasiado poder sobre el juego. La demanda describe el actual sistema de puntuación como “despiadado” y argumenta que obliga a los jugadores a participar en más torneos de lo que es saludable para mantener su posición en el ranking. A ello se suman las críticas sobre los derechos de imagen: mientras las asociaciones ganan millones con los patrocinadores y las retransmisiones, los jugadores tienen poco control sobre la comercialización de sus propias personalidades.
El mundo del tenis está ahora conteniendo la respiración. ¿Cómo se desarrollará este conflicto? Los expertos consideran que esta demanda supone un punto de inflexión que podría conducir a una reforma del deporte o hundirlo en una larga batalla legal. Para jugadores como Alcaraz, que están atrapados entre los frentes, la situación sigue siendo desagradable. “Estoy concentrado en mi juego”, concluyó en Miami. Pero no será tan sencillo: la bomba legal de la PTPA ha sacudido al mundo del tenis y las repercusiones de esta disputa se sentirán durante mucho tiempo.