El Gran Premio de Australia 2025 marcó el inicio de una nueva era para Lewis Hamilton con Scuderia Ferrari, pero no fue el comienzo soñado que el siete veces campeón del mundo había imaginado. Tras más de un año de expectación desde que anunció su salida de Mercedes para unirse al equipo italiano, el debut de Hamilton en Melbourne dejó un sabor agridulce tanto para él como para los tifosi. En una conferencia de prensa posterior a la carrera, el piloto británico no ocultó su frustración, admitiendo que sentía un profundo arrepentimiento por “haber perdido una oportunidad” en lo que describió como una primera salida “muy difícil” con Ferrari. Sus palabras han desatado debates sobre si este traspié inicial es un presagio de problemas mayores o simplemente un bache en el camino hacia el éxito.

La carrera en Albert Park fue un desafío desde el primer momento. Hamilton calificó en un decepcionante octavo lugar, lejos de las expectativas de quienes esperaban verlo competir por las primeras posiciones en su debut con Ferrari. Durante la carrera, las cosas no mejoraron: una estrategia de pits mal ejecutada y un ritmo inconsistente lo relegaron al puesto 11, fuera de los puntos, mientras su compañero Charles Leclerc subía al podio con un sólido tercer lugar. Para un piloto acostumbrado a pelear por victorias, el resultado fue un golpe duro. “Fue un fin de semana muy difícil,” confesó Hamilton a los medios. “Siento que perdí una oportunidad de mostrar lo que realmente puedo hacer con este equipo.”

El arrepentimiento de Hamilton no solo se centró en el resultado, sino también en su propio proceso de adaptación. “Pensé que estaba más preparado de lo que realmente estaba,” admitió, con un tono de autocrítica que sorprendió a muchos. “Creí que podría subirme al coche y sentirme cómodo de inmediato, pero ha sido mucho más complicado.” Comparado con Leclerc, quien ha pasado años afinando su relación con el monoplaza de Ferrari, Hamilton parecía fuera de su elemento. En las curvas de alta velocidad, donde suele destacar, quedó rezagado respecto a su compañero, un hecho que él mismo reconoció: “Charles ha estado por delante todo el tiempo, y yo aún estoy buscando esa conexión con el coche.”

Sin embargo, sería injusto culpar únicamente a Hamilton por este comienzo accidentado. Ferrari, como equipo, también mostró fisuras. Los ingenieros admitieron tras la carrera que la configuración del coche no se adaptaba al estilo de conducción agresivo y preciso de Hamilton, algo que había sido una fortaleza en sus años con Mercedes. Además, la decisión de retrasar su parada en boxes lo dejó atrapado en tráfico, anulando cualquier posibilidad de remontada. “No hicimos nuestro mejor trabajo como equipo,” reconoció el jefe de Ferrari, Frédéric Vasseur, en un intento de quitar presión a su nueva estrella. “Lewis necesita tiempo, y nosotros necesitamos ajustar cosas para él.”

El contraste entre Hamilton y Leclerc subrayó las dificultades de esta transición. Mientras Leclerc aprovechó su familiaridad con el equipo para brillar, Hamilton parecía perdido en un entorno desconocido. Algunos analistas sugieren que Ferrari subestimó el tiempo que tomaría integrar a un piloto con un enfoque tan diferente al de Leclerc. “Es una curva de aprendizaje para ambos lados,” comentó el ex piloto de F1 Nico Rosberg. “Hamilton no puede simplemente llegar y dominar un coche que no fue diseñado para él sin ajustes significativos.”

A pesar de la decepción, Hamilton no se rindió. Sus palabras destilaban una mezcla de frustración y determinación: “Sé lo que soy capaz de hacer, y sé que este equipo tiene el potencial para ganar. Esto es solo un obstáculo.” Ese optimismo, sin embargo, chocó con la realidad de un debut que muchos esperaban fuera triunfal. Los tifosi, que soñaban con ver a Hamilton liderando desde el primer día, expresaron su descontento en redes sociales, con comentarios como “¿Dónde está el campeón que prometieron?” y “Ferrari lo está desperdiciando.”

El Gran Premio de Australia también expuso tensiones internas. Cámaras captaron a Hamilton discutiendo con su ingeniero de carrera tras la clasificación, un intercambio que el equipo intentó restar importancia como “una conversación normal.” Pero los rumores de desajustes entre el piloto y los técnicos comenzaron a circular, alimentando la narrativa de un inicio problemático. Para un hombre que ha ganado todo en este deporte, adaptarse a un equipo con una cultura y dinámica tan distintas a las de Mercedes parece ser un desafío mayor de lo esperado.

A medida que la temporada avanza, la presión sobre Hamilton y Ferrari solo aumentará. El británico, que busca un octavo título mundial para romper todos los récords, sabe que cada carrera cuenta. “No estoy aquí para terminar undécimo,” afirmó con firmeza. “Voy a trabajar más duro que nunca para que esto funcione.” Pero el arrepentimiento por esta oportunidad perdida en Australia pesa sobre él, un recordatorio de que incluso los más grandes enfrentan momentos de duda. Para Ferrari, el desafío es claro: deben dar a Hamilton las herramientas para brillar, o arriesgarse a que esta unión histórica se convierta en una nota al pie decepcionante. El camino por delante es largo, pero el reloj ya está corriendo.