El 3 de marzo de 2025, una noticia impactante sacudió Hollywood y el mundo tecnológico: Robert De Niro, ícono indiscutible del cine y ganador de múltiples premios Oscar, ha presentado una demanda multimillonaria contra Elon Musk, el magnate de Tesla y SpaceX, exigiendo una indemnización de 100 millones de dólares. La demanda, presentada en un tribunal federal de Los Ángeles, surge como consecuencia de los recientes comentarios de Musk en Twitter/X, que, según De Niro, lo llevaron a ser excluido y retirado de todas las nominaciones a los Premios Oscar 2025, destruyendo su reputación y su carrera en un momento crucial. Esta batalla legal promete ser uno de los enfrentamientos más controvertidos del año, capturando la atención global y generando un torbellino de especulaciones.
Todo comenzó hace apenas dos semanas, cuando Musk, conocido por sus declaraciones audaces y su influencia en las redes sociales, publicó una serie de tuits incendiarios criticando a De Niro y su papel en la industria cinematográfica. En uno de sus mensajes, Musk afirmó que De Niro era «un obstáculo para la creatividad moderna» y sugirió que sus nominaciones a los Oscar 2025, que incluían categorías como Mejor Actor y Mejor Película por su trabajo en «The Last Stand», deberían ser reconsideradas. «Hollywood necesita renovarse, y algunas figuras del pasado están aferradas al poder», escribió Musk, acompañado de emojis de fuego y hashtags como #Oscars2025 y #HollywoodRevolution, que rápidamente se volvieron virales.

Aunque inicialmente se pensó que los comentarios de Musk eran una provocación más, las consecuencias fueron devastadoras para De Niro. Según la demanda, los tuits de Musk desencadenaron una reacción en cadena dentro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, donde algunos miembros, influenciados por la presión pública y las críticas en línea, votaron para retirar las nominaciones de De Niro. Fuentes internas de la Academia, citadas en documentos legales, revelaron que la controversia generada por Musk creó un «clima tóxico» que llevó a una revisión de emergencia de las nominaciones, resultando en la exclusión total de De Niro de la ceremonia de los Oscar 2025, programada para el 9 de marzo. «Elon Musk usó su plataforma para destruir mi legado profesional sin ninguna base real», afirmó De Niro en un comunicado, visiblemente afectado. «Esto no es solo un ataque personal, es un abuso de poder que no puedo tolerar».

La demanda detalla que los comentarios de Musk no solo afectaron las nominaciones de De Niro, sino que también provocaron una caída en su valor comercial, cancelaciones de contratos publicitarios y una campaña de desprestigio en redes sociales que lo etiquetó como «irrelevante» y «anticuado». De Niro acusa a Musk de difamación, interferencia intencional en sus relaciones comerciales y daño a su imagen pública, exigiendo una compensación de 100 millones de dólares por los daños sufridos. Además, la demanda incluye una solicitud para que Musk retire públicamente sus declaraciones y se disculpe, aunque el magnate no ha mostrado señales de retroceder.
Elon Musk, por su parte, respondió a la demanda con un tuit característico: «La libertad de expresión es sagrada, y Hollywood necesita una sacudida. Si De Niro quiere pelear, que así sea». En una entrevista posterior con el presentador Joe Rogan, Musk defendió sus comentarios, argumentando que su intención era «despertar un debate sobre la falta de innovación en la industria cinematográfica» y que no podía ser responsabilizado por las decisiones de la Academia. Sin embargo, algunos analistas legales sugieren que Musk podría enfrentar un desafío significativo, ya que sus palabras, con su enorme alcance (más de 200 millones de seguidores en Twitter/X), podrían ser consideradas como un acto de influencia directa sobre una institución como los Oscar.
La Academia, atrapada en medio de este enfrentamiento, emitió un comunicado oficial el 2 de marzo, expresando «profunda tristeza» por la situación y aclarando que la decisión de revisar las nominaciones de De Niro fue tomada de manera independiente, aunque influenciada por «la presión pública y las controversias en línea». Sin embargo, muchos críticos y fans de De Niro creen que Musk tiene una responsabilidad indirecta, y las redes sociales se han llenado de apoyo al actor con hashtags como #JusticeForDeNiro y #MuskAccountability.
El impacto de esta demanda va más allá de los involucrados. Hollywood está en alerta, temiendo que este caso establezca un precedente sobre el poder de las redes sociales y las figuras públicas en la industria cinematográfica. Si De Niro gana, podría abrir la puerta a más acciones legales contra influencers y celebridades que usen sus plataformas para influir en resultados culturales o profesionales. Por otro lado, una victoria de Musk reforzaría su imagen como un disruptor implacable, aunque podría alienar a más sectores de la industria del entretenimiento.
Mientras el caso avanza hacia las audiencias preliminares, el mundo observa con atención. Robert De Niro, con su legado de más de cinco décadas en el cine, parece decidido a defender su honor, mientras que Elon Musk, siempre en el centro de la controversia, no muestra signos de ceder. ¿Será este el fin de una era dorada para Hollywood o el comienzo de una nueva batalla por el control de la narrativa cultural? Solo el tiempo y los tribunales lo dirán, pero una cosa es segura: este escándalo ha cambiado para siempre la dinámica entre tecnología, cine y poder.