La llegada de Lewis Hamilton a Ferrari para la temporada 2025 ha desatado una tormenta que pocos podían prever. El heptacampeón mundial, conocido por su carisma y su dominio en la Fórmula 1, se une al equipo italiano con la promesa de llevar a la escudería de Maranello de vuelta a la cima. Sin embargo, lo que parecía ser un sueño hecho realidad para los tifosi ha comenzado a transformarse en una pesadilla interna. Charles Leclerc, el joven prodigio monegasco que durante años ha sido la cara de Ferrari, no está dispuesto a ceder su trono sin pelear, y las tensiones entre ambos pilotos ya están alcanzando un punto crítico. Rumores de enfrentamientos detrás de escena, palabras afiladas en privado y una lucha de egos amenazan con desestabilizar al equipo antes incluso de que los motores arranquen en Melbourne.
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Desde el anuncio oficial del fichaje de Hamilton en febrero de 2024, la dinámica dentro de Ferrari ha cambiado drásticamente. Leclerc, quien firmó una extensión de contrato multianual con el equipo a principios del año pasado, había sido visto como el líder indiscutible del proyecto a largo plazo. Con cinco victorias y 23 podios desde su llegada en 2019, el monegasco se ganó el cariño de los aficionados y el respeto de sus compañeros. Sin embargo, la incorporación de Hamilton, un piloto con un palmarés que incluye 103 victorias y siete títulos mundiales, ha puesto en duda su posición como número uno. Fuentes internas aseguran que Leclerc no tomó bien la noticia, y sus declaraciones públicas, aunque diplomáticas, han dejado entrever un malestar creciente. “Estoy aquí para ganar, no para ser segundo de nadie”, dijo en una entrevista reciente con Sky Sports Italia, una frase que muchos interpretaron como un mensaje directo a su nuevo compañero.
Por su parte, Hamilton ha intentado mantener un perfil bajo respecto a la controversia, pero sus acciones hablan más que sus palabras. Durante las pruebas de pretemporada en Baréin, programadas para finales de febrero de 2025, el británico ya ha solicitado ajustes específicos en el monoplaza SF-25, algo que, según rumores, habría molestado a Leclerc. “Lewis llegó con su estilo, pidiendo cosas que Charles no necesita. Eso creó fricción desde el primer día”, reveló una fuente anónima del equipo al diario español Marca. La situación se agravó cuando, en una reunión técnica privada, Leclerc habría cuestionado la necesidad de priorizar las demandas de Hamilton sobre las suyas, argumentando que él conoce mejor el coche tras años de desarrollo con Ferrari. La respuesta de Hamilton, según testigos, fue cortante: “He ganado más carreras de las que tú has corrido, así que sé lo que funciona”. Palabras que, de ser ciertas, habrían encendido la mecha de una rivalidad que promete explotar.
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El jefe del equipo, Fred Vasseur, se encuentra en una posición delicada. El francés, quien asumió el mando de Ferrari en 2023, ha insistido en que ambos pilotos tendrán igualdad de oportunidades al inicio de la temporada. “No habrá número uno ni número dos. Los dos son campeones y correrán para ganar”, afirmó en una conferencia de prensa en Maranello el pasado mes de enero. Sin embargo, esta política de neutralidad podría ser insostenible. En la Fórmula 1, donde las estrategias de carrera y las decisiones en boxes suelen favorecer a un piloto sobre el otro, la convivencia entre dos personalidades tan fuertes como Leclerc y Hamilton parece destinada al choque. Analistas como el ex campeón Damon Hill han advertido que Ferrari podría repetir los errores del pasado, como la turbulenta relación entre Sebastian Vettel y Leclerc en 2019, que dejó al equipo dividido y sin un título.
La afición también está tomando partido. En redes sociales, los tifosi se han polarizado entre quienes ven a Hamilton como el salvador que devolverá la gloria a Ferrari y quienes consideran que Leclerc, como producto de la academia del equipo, merece ser la prioridad. Hashtags como #TeamCharles y #HamiltonOut han comenzado a circular en X, mientras que publicaciones de fans aseguran haber visto a Leclerc ignorando a Hamilton durante un evento promocional en Milán a principios de febrero. Aunque estas imágenes podrían ser malinterpretadas, alimentan la narrativa de una guerra fría que ya está en marcha.
Desde el punto de vista deportivo, la rivalidad podría ser un arma de doble filo. Por un lado, la competencia interna podría empujar a ambos pilotos a dar lo mejor de sí mismos, elevando el rendimiento del SF-25, un coche que, según los ingenieros, tiene el potencial de pelear por el campeonato de constructores. Ferrari terminó tercero en 2024, detrás de McLaren y Red Bull, y la experiencia de Hamilton combinada con la velocidad pura de Leclerc podría cerrar esa brecha. Sin embargo, si la lucha se sale de control, el equipo corre el riesgo de perder puntos valiosos en la pista y credibilidad fuera de ella. “Si no gestionan esto bien, Ferrari podría implosionar antes de mitad de temporada”, opinó el periodista italiano Leo Turrini en su columna para La Gazzetta dello Sport.
A medida que se acerca el Gran Premio de Australia, la primera carrera del calendario 2025, todas las miradas están puestas en Maranello. Leclerc, con su orgullo herido y su talento innegable, parece decidido a demostrar que no será eclipsado por la sombra de Hamilton. El británico, por su parte, llega con la intención de añadir un octavo título a su legado, y no está dispuesto a ceder ante un compañero más joven. La pregunta que flota en el aire es inevitable: ¿podrá Ferrari contener a estos dos titanes o será este el comienzo del fin para las ambiciones del equipo? Los próximos meses serán cruciales, pero una cosa es segura: la chispa de este conflicto ya se ha encendido, y el fuego promete consumir todo a su paso.