El legendario cantautor Paul Simon ha desatado una tormenta de controversia con unas declaraciones explosivas que han sacudido el mundo de la música. En una crítica feroz y sin filtros, Simon arremetió contra la decisión de los Premios Grammy de considerar a Beyoncé dentro de la categoría de música country, calificándola como una afrenta directa al género que ha definido la cultura estadounidense durante generaciones. “Dar un Grammy a Beyoncé en la categoría de música country es una bofetada en la cara de este género musical”, afirmó el artista de 83 años, conocido por éxitos como “Graceland” y “The Sound of Silence”. Sus palabras han provocado un torbellino de reacciones, desde apoyo apasionado hasta duras críticas, en un debate que pone en el centro la autenticidad y los límites de la música country.

El origen de esta polémica se remonta a la incursión reciente de Beyoncé en el género country con su álbum “Cowboy Carter”, lanzado en 2024. El proyecto, que incluye colaboraciones con artistas como Willie Nelson y Miley Cyrus, fue aclamado por algunos como una reinvención audaz y criticado por otros como una apropiación superficial. Aunque Beyoncé no ha ganado aún un Grammy en la categoría country, su nominación o incluso la posibilidad de ser considerada en ella ha encendido las alarmas entre los puristas del género. Simon, una figura respetada con una carrera que abarca más de seis décadas, no dudó en alzar la voz, argumentando que la música country tiene raíces profundas que no pueden ser ignoradas o reescritas por artistas ajenos a su tradición.
“Esto no se trata de Beyoncé como artista. Ella es increíble en lo que hace”, aclaró Simon en una entrevista reciente. “Pero la música country no es un disfraz que te pones para un álbum. Es una forma de vida, una historia de lucha, de raíces rurales, de un pueblo específico. Cuando alguien que no ha vivido eso entra y se lleva el reconocimiento, se siente como si estuvieran robando algo sagrado”. Estas palabras resonaron entre los fanáticos del country tradicional, quienes desde hace tiempo han expresado su frustración por lo que perciben como una dilución del género en manos de la industria musical moderna.

Por otro lado, los defensores de Beyoncé no han tardado en responder. Para muchos, su incursión en el country es un acto de resistencia y una expansión necesaria de un género que históricamente ha excluido a artistas negros, a pesar de sus contribuciones fundamentales. La cantante, nacida en Texas, ha argumentado que su conexión con el sur de Estados Unidos y sus influencias culturales le dan legitimidad para explorar este terreno. “Cowboy Carter” incluye guiños a la historia afroamericana dentro del country, como la colaboración con Linda Martell, la primera mujer negra en actuar en el Grand Ole Opry. Para sus fans, el ataque de Simon no es más que un reflejo de una mentalidad cerrada que se niega a aceptar la evolución del arte.
El comentario de Simon también ha reavivado una discusión más amplia sobre los Grammy y su credibilidad. La Academia de la Grabación ha sido criticada durante años por sus decisiones controvertidas y su aparente desconexión con las bases de ciertos géneros. Simon no es el primero en cuestionar la dirección de los premios; artistas como Dolly Parton y Garth Brooks han expresado en el pasado su preocupación por la falta de representación auténtica en las categorías country. Sin embargo, la contundencia de sus declaraciones contra una figura tan influyente como Beyoncé ha elevado la tensión a un nivel raramente visto.
Mientras tanto, las redes sociales se han convertido en un campo de batalla. Los hashtags #PaulSimon y #BeyonceCountry dominan las tendencias, con opiniones divididas entre quienes aplauden a Simon por “decir la verdad” y quienes lo acusan de elitismo y gatekeeping. “Paul Simon debería mirar su propio legado antes de juzgar”, escribió un usuario en X. “Beyoncé está abriendo puertas, no cerrándolas”. Otro replicó: “El country no necesita ser ‘salvado’ por alguien que nunca ha pisado un rancho”. La polarización es evidente, y el enfrentamiento promete seguir alimentando titulares.
A medida que los Grammy se acercan, la presión aumenta sobre la Academia para tomar una postura clara. ¿Reconocerán el trabajo de Beyoncé en el country, arriesgándose a alienar a los tradicionalistas como Simon? ¿O lo rechazarán, potencialmente desatando acusaciones de racismo y exclusión? Lo que está en juego no es solo un premio, sino una batalla por la identidad del género en una era de cambio cultural acelerado. Simon, con su comentario incendiario, ha puesto el foco en una herida abierta que la música country lleva décadas intentando sanar.
Por ahora, ni Beyoncé ni su equipo han respondido directamente a las declaraciones de Simon, pero su silencio no ha hecho más que avivar la especulación. ¿Optará por ignorar la crítica o contraatacará con la fuerza que la caracteriza? Mientras el mundo espera, una cosa es segura: este choque entre dos titanes de la música ha expuesto las fracturas de un género en crisis, y las ondas de choque se sentirán mucho más allá de la ceremonia de entrega de premios.