En un giro inesperado dentro de la investigación sobre la muerte del cantante británico Liam Payne, un tribunal argentino ha tomado una decisión que ha sorprendido tanto a los seguidores del exintegrante de One Direction como al mundo judicial. Tres de los cinco acusados originalmente vinculados al trágico incidente ocurrido el 16 de octubre de 2024 en un hotel de Buenos Aires han sido absueltos de todos los cargos. La resolución, emitida por la Sala IV de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, exonera al empresario Rogelio Nores, amigo cercano de Payne, y a dos empleados del hotel CasaSur Palermo, Gilda Martín y Esteban Grossi, quienes habían sido señalados por presunta negligencia en los eventos que culminaron con la caída mortal del artista desde un balcón del tercer piso.

La muerte de Liam Payne, ocurrida hace poco más de cuatro meses, dejó al mundo en shock. El cantante, de 31 años, se encontraba hospedado en el exclusivo hotel CasaSur, ubicado en el barrio porteño de Palermo, cuando cayó desde su habitación, sufriendo politraumatismos y hemorragias internas que le causaron la muerte instantánea. Desde el inicio, las circunstancias del hecho generaron especulaciones y una intensa investigación judicial. Los análisis toxicológicos revelaron que Payne había consumido un cóctel de sustancias, incluyendo alcohol, cocaína y un antidepresivo llamado sertralina, en las horas previas a su caída. Este hallazgo llevó a las autoridades a indagar si el entorno del cantante tuvo alguna responsabilidad en el desenlace fatal.

Inicialmente, cinco personas fueron imputadas en el caso. Entre ellas estaban Nores, acusado de abandono de persona seguido de muerte, y Martín y Grossi, procesados por homicidio culposo debido a su rol como gerenta y jefe de recepción del hotel, respectivamente. La hipótesis inicial sugería que los tres podrían haber contribuido a crear un riesgo innecesario al no intervenir adecuadamente cuando Payne mostró signos evidentes de intoxicación. Un video que se viralizó en redes sociales mostró a empleados del hotel trasladando al cantante, aparentemente inconsciente, desde el vestíbulo hasta su habitación minutos antes de la tragedia, lo que alimentó las acusaciones de negligencia.

Sin embargo, tras meses de análisis exhaustivo que incluyó más de 800 horas de grabaciones de cámaras de seguridad, decenas de testimonios y pericias forenses, los jueces Julio Lucini, Hernán López e Ignacio Rodríguez llegaron a una conclusión diferente. En su fallo, determinaron que no había pruebas suficientes para sostener que Nores, Martín o Grossi actuaron de manera imprudente o negligente. En el caso de Nores, se estableció que no estaba presente en el hotel al momento de la caída y que, aunque había expresado preocupación por el bienestar de Payne en comunicaciones previas con su familia, no tenía una obligación legal de supervisarlo constantemente. Los jueces también señalaron que el comportamiento de Payne, influenciado por su consumo de sustancias, era impredecible y difícil de controlar, incluso para quienes lo rodeaban.

Respecto a los empleados del hotel, el tribunal consideró que el traslado de Payne a su habitación no constituyó un acto de negligencia demostrable. Aunque las imágenes de los empleados cargando al cantante generaron controversia, los magistrados concluyeron que no había evidencia de que esta acción hubiera provocado directamente la caída. Además, destacaron que el personal había alertado al 911 sobre el estado de Payne, lo que indicaba un intento de buscar ayuda, aunque esta no llegara a tiempo. El fallo subrayó que “la formación de esta causa no afecta el buen nombre y honor” de los absueltos, cerrando así un capítulo que había puesto sus vidas bajo escrutinio público.

Mientras tanto, la investigación no ha concluido para todos los involucrados. Otros dos acusados, Braian Nahuel Paiz y Ezequiel David Pereyra, permanecen en prisión preventiva. Paiz, un excamarero, y Pereyra, un empleado del hotel, enfrentan cargos por suministro de estupefacientes, tras demostrarse que facilitaron cocaína a Payne en al menos cuatro ocasiones durante su estadía. Las pruebas, que incluyen mensajes de texto y registros de cámaras, han sido consideradas contundentes por los jueces, quienes confirmaron su procesamiento. Este aspecto del caso mantiene viva la discusión sobre el acceso a drogas y la responsabilidad de quienes las proveen en tragedias como esta.

La absolución de Nores, Martín y Grossi ha generado reacciones mixtas. Para algunos, representa un alivio y una reivindicación de su inocencia. Nores, en particular, expresó su satisfacción al poder dejar atrás las acusaciones y viajar al Reino Unido para despedirse de su amigo. Sin embargo, entre los fans de Payne y ciertos sectores críticos, persiste la sensación de que las respuestas sobre su muerte siguen siendo incompletas. La combinación de adicciones, un entorno permisivo y una serie de decisiones fatídicas sigue dejando preguntas abiertas sobre cómo una estrella de su calibre llegó a un final tan abrupto.

Este caso también pone de relieve los desafíos de la justicia al tratar incidentes que involucran figuras públicas y contextos complejos como el consumo de sustancias. Mientras los tribunales argentinos cierran una parte de la investigación, el legado de Liam Payne —su música, su vida y su trágica partida— continúa resonando. Para muchos, la absolución de tres de los acusados no cambia el dolor de su pérdida, pero sí marca un paso hacia adelante en el intento de entender qué pasó aquella noche en Buenos Aires. La historia, sin duda, seguirá siendo objeto de debate y reflexión en los años por venir.